
GIFTED_ADULTS
Barcelona, 18 de septiembre de 2022
El aprendizaje en la alta capacidad intelectual probablemente es uno de los grandes retos en el campo de la educación. Todo educador e investigador de las Altas Capacidades o superdotación (gifted) busca como conseguir armonizar un crecimiento personal que se conjugue en un esperado y supuesto “desarrollo del talento”. Encontrar el método infalible para estos alumnos de características tan peculiares, ha estado desde que aparecen los primeros estudios de Alfred Binet sobre la inteligencia, en su primera escala psicométrica, objeto de años de trabajo en busca de programas que puedan resolver los aspectos cognitivos y no cognitivos de este alumnado.
¿Y cuales son los retos que se encuentra el docente enfrente de estos alumnos? ¿Cual de todas las diferentes conceptualizaciones que entendemos por Altas Capacidades intelectuales es la correcta o la que más se aproxima a la realidad? ¿Exactamente a qué sujetos nos estamos refiriendo? Encontrar la fórmula perfecta parece un imposible, y la razón, la alta complejidad que envuelve la personalidad de este alumnado.
En esta entrada el enfoque se dirige a un grupo muy particular, ejercicio necesario que ayudará, sin lugar a dudas, a centrar la atención para evitar perderse en el vasto océano de una falta de conceptualización clara y precisa.
En palabras de Leta Hollingworth para entender la magnitud de la tragedia:
“Muchos reformadores han muerto a manos de una muchedumbre que intentaba mejorar en la creencia que otros seres humanos puede y deben disfrutar de lo que él disfruta. Esta es una de las lecciones más dolorosas y difíciles que todo niño superdotado tiene que aprender si se quiere que el desarrollo personal avance con éxito. Es más necesario que se aprenda esto que se domine cualquier materia escolar. No aprender a tolerar de manera razonable la insensatez de los otros conduce a la amargura, la desilusión y la misantropía.”
Podemos estar, o no, de acuerdo con el significado y naturaleza de las palabras de Hollingworth, pero lo que es una obviedad es la existencia de una población que presenta unas características psicobiológicas [1] complejas. Y es importante remarcar este factor para poder comprender cuáles son los elementos que configuran una manera de ser, que a ciertos individuos los puede llegar a generar dificultades en el periodo de escolarización, a una adaptación en correlación a sus pares de edades y con problemas que pueden repercutir negativamente en la vida adulta.
El hecho de tener dificultades en la adquisición de las competencias básicas y los problemas psicológicos que se puedan derivar pueden ser devastadores. Y todo, por un proceso de neurodesarrollo asincrónico.
Niños precoces, superdotados, cebras, de alta capacidad…
Muchos nombres para hablar de la misma población:
Las primeras señales, las diferencias individuales, aparecen en los meses prenatales, pero difícilmente serán tenidos en cuenta si no presentan dificultades remarcables, o bien, alguna característica muy excepcional. Las señales, en todo caso, suelen ser positivas y de cierta precocidad, por ejemplo, en el seguimiento ocular de la mirada, en la sonrisa, a nivel psicomotriz, o más adelante en la adquisición rápida y de forma autodidáctica de la lectura; pueden presentar alteraciones en la fase REM del sueño, dificultades de adaptación en la guardería, entre otras. Puede aparecer, también, en algún individuo un nivel de precocidad supracognitivo (estos serían los que conocemos por niños prodigio), excepciones dentro la excepción de la población que nos ocupa.
Estaríamos, pues, ante señales de precocidad que pueden llegar a ser recibidas dentro de la normalidad por no tener referencias contrastables, pero que más adelante seguirán con movimientos claros de liderazgo respecto a sus pares; a una fuerte empatía respecto a los compañeros de clase; a la capacidad en la resolución de los problemas que surgen en el seno del grupo donde se mueve; a disponer de una gran creatividad en el juego, de inventiva de este, etc., etc., etc.; y a la vez , pueden aparecer déficits en el lenguaje, en la escritura, en la comunicación oral en público, miedo y retraimiento, muestras de intensidad emocional que conducirán al niño o niña a pasar de estar arriba de todo de la cumbre, feliz, totalmente adaptado y logrando todos los contenidos en materia escolar, y, incluso, por encima de la media, a caer en el más profundo de los abismos, a entrar en un estado de nerviosismo, de angustia y de ansiedad para finalmente incluso conducirlo al colapso total, con somatitzacions como dolor de cabeza, de barriga, tensión muscular, llanto intenso, pánico, y finalmente entrar en burnout generándolos una fuerte fobia escolar.
Este momento desconcertante para maestros y padres suele producirse o suele llegar a las edades de entre los 8 y 9 años, en plena época de pubertad, en plena poda sináptica. Y este factor, el de la poda sináptica juega un papel importantísimo para poder entender lo que está sucediendo; período de suma importancia que se alargará hasta muy entrada la adolescencia como paso necesario de la vida infantil a la adulta. Momento este, de la máxima capacidad cognitiva y que paradójicamente en estos niños, los puede llevar al colapso.
Los trabajos de investigación apuntan a motivos de desarrollo biológico, de los cuáles son responsables una baja conectividad entre hemisferios, básicamente del hemisferio izquierdo (verbal) con el derecho (más espacial, de abstracción y de resolución) [2]; del funcionamiento de tres redes neuronales de alto nivel como son la de atención, la ejecutiva y la por defecto, estas dos últimas en un funcionamiento por oposición; de una actividad de captación de la información interna y externa elevada por una mielienitzación más robusta, tanto en velocidad como en cantidad; y la de un potente funcionamiento del sistema límbico encargado de la parte de los sentimientos y las emociones, que implementa un conjunto de factores que dispararán todo el sistema nervioso como resultado a una hípersensibilitat sensorial y emocional elevada, en definitiva, un momento donde causas externas pueden favorecer una tormenta perfecta. El alumno entra, pues, en una situación totalmente de desconcierto con él mismo, sin saber exactamente que es lo que realmente le está pasando.
Los trabajos neurocientíficos indican que un exceso de consumo de energía por una sobreestimulación infligida y de carácter externo en el organismo, pero sobre todo en el órgano que más consume (el cerebro llega a consumir un 30% del total) y disponer de esta hipersensibilidad sensitiva y emocional elevada, incrementa la actividad cerebral de manera natural, es este mecanismo o proceso el que favorece la creación de gran cantidad de espinas dendríticas, por lo tanto, sobreestimular incrementa este mecanismo que provoca un exceso de estrés importante en estos alumnos que repercute en la expresión de síntomas de inhibición intelectual, de posibles trastornos generalizados de ansiedad, de TDAH, etc.
Hay que tener presente que el espectro es amplio y no se puede generalizar a todo el colectivo.
Aun así, este consumo que infiere en la formación y producción de espinas dendríticas en gran cantidad, por la precocidad anteriormente citada resultado de esta capacidad cognitiva por encima de la media y de esta adquisición ávida de conocimientos (estos son los fijados en las dendritas) son los que llevan al niño o niña a la situación, muchas veces, de nerviosismo extremo.
Este funcionamiento cognitivo, más todo un conjunto de factores externos da como resultado una capacidad metacognitiva importante como característica clave para entender la psicología del niño dotado intelectualmente, y, por lo tanto, a una hiperconsciencia por la edad difícil de conducir por él mismo. Capacidades superiores, tanto a escala de introspección interpersonal como a una resonancia con los otros, que permite a estos niños tener una gran capacidad de análisis intrapersonal, que a la vez añaden complejidad y dificultades de comprensión de su yo subjetivo con el entorno situándolo en un decalaje respecto a sus pares importante: es lo qué los psicólogos escucharán a las primeras consultas de: “no sé cómo relacionarme con los compañeros y compañeras.”
Sabemos que la mayoría van bien, pero en este artículo nos queremos centrar en los citados anteriormente, y en concreto con los que presentan dificultades escolares severas donde los mecanismos neuropsicológicos se tienen que tener presentes, sino, todo intento de (re) conducir al niño quizás incluso sea contraproducente. Hay que estar atentos, muy atentos al proceso que se inicia. Puede llegar a tener una duración en la fase aguda de seis meses a dos años y se tiene que explorar y descartar si puede haber algún trastorno de aprendizaje o de neurodesarrollo, una buena praxis es no forzar a la criatura e intentar adaptar los aprendizajes a su ritmo. [3]
Las discusiones alrededor de si hay una leyenda negra o no sobre si los superdotados tienen problemas psicológicos per se, no entraremos; discutir sobre definiciones; porcentajes o criterios de identificación y conceptualización no favorecerá que el niño, niña, adolescente, joven o adulto si se tercia, mejore. Lo importante es la observación del alumno y su necesaria e indispensable personalización de la educación. Este, es, el primer elemento a tener en cuenta, la personalización, no la individualización de la educación. La primera es la que nos interesa, la que se adapta a las necesidades, circunstancias y características del alumno, la segunda seria a una enseñanza determinada. Y por no fracasar en el intento, tenemos que conocer cuáles son los aspectos cognitivos y observar desde la normalidad los aspectos no cognitivos.
Si analizamos el funcionamiento cognitivo bajo el criterio de categorización de esta población, encontraremos que por norma general no presentan problemas de aprendizaje, más bien presentan ciertas facilidades y con resultados incluso sobre la media, la mayoría de alumnos de Altas Capacidades no presentan problemas más allá de la norma, hay estudios que señalan, eso sí, un posible exceso de ego que conviene trabajar, y poca cosa más a añadir…
Entonces, ¿dónde se encuentra la duda? ¿Por qué hay todo un cuerpo de literatura donde se habla de esta población con dificultades de aprendizaje y de unos índices elevados de fracaso escolar? ¿Es cierto o se ha magnificado?
Mi opinión no creo que sea relevante, ni aporte más en el debate que la realidad observable que acontece en el día a día dentro las aulas, que según este trabajo del psiquiatra Miquel Casas [4], uno de cada cinco alumnos presenta dificultades de aprendizaje y con toda seguridad en este porcentaje encontraríamos esta población representada, objeto de este artículo.
En algunos casos puede llegar al diagnóstico de alguno de los trastornos de neurodesarrollo o de aprendizaje, pero, según los datos de que se tiene constancia, habría una prevalencia aproximada similar al resto de la población. Entre el 1 y el 3% de la población son los datos aproximados de nuestros dotados intelectuales. Y nuestro objeto de estudio dentro de estos porcentajes, seria, por lo tanto, extremadamente minoritario. El hecho de poder presentar sintomatología compartida o superpuesta con trastornos del neurodesarrollo como son el TDAH o la Dislexia y todas las que se derivan: disgrafía, dispraxia, discalculia, disortografía, etc. hacen intuir que pasen a formar parte de los porcentajes del estudio antes citado. Lo cual indica que el que en Francia se tiene presente, aquí todavía es una utopía. Aspecto este último de cierta gravedad.
¿Cómo ayudar a estos niños y niñas a tener una escolarización la más armoniosa posible y que logren las competencias, habilidades y conocimientos necesarios?
Pues, la respuesta suele ser que falta formación de los docentes, formarse es la respuesta fácil, pero, ¿formarse en qué?, ¿con una especialización sobre trastornos del neurodesarrollo? ¿Con los trastornos de aprendizaje? Ya hay la existencia de los orientadores, los psicopedagogos y psicólogos, es evidente, pero, no es suficiente, hay que saber de psicología, de biología humana, de neuropsicología del fenómeno de la dotación intelectual; y si no está bien categorizada y reconocida, difícilmente podremos avanzar en la correcta atención que necesitan.
Por lo tanto, ni es suficiente, ni posible, como tampoco puede haber una escuela para cada niño con dificultades, pero si podemos tener en cuenta este proceso asincrónico, entender estas discrepancias con unas precocidades elevadas en comprensión verbal, pero dificultades en expresión no verbal, en la escritura, en la comprensión lectora, en el lenguaje o incluso, llegar a una fuerte inhibición intelectual como ya he citado anteriormente.
Aspectos a tener presentes, a estar muy atentos en los momentos claves durante estos procesos de neurodesarrollo largos, a los de un aprendizaje también largo y con dificultades en según qué materias y competencias, y tener muy presentes las habilidades genuinas del alumno. Hay que adaptar el tiempo y el espacio a sus necesidades, sin hacer nada más extraordinario que prestar atención a las dificultades, hablarlas y analizarlas con él o ella hasta que encuentre su manera de superar los posibles obstáculos.
Las superposiciones, los entrelazamientos, las similitudes entre toda la sintomatología que se deriva de condiciones como el TDAH, el Asperger, el cerebro disléxico con una alta capacidad y de los perfiles heterogéneos que compartimos zonas comunes, pero necesidades diferentes, son de tal complejidad que necesitarán paradójicamente más tiempo para consolidar los aprendizajes.
Hay que entender que un diagnóstico diferencial no puede ser realizado en el ámbito escolar, necesita especialización y equipos multidisciplinarios, hay que entender que un trastorno de neurodesarrollo tiene diferentes grados, que sucede en un espacio y tiempos determinados hasta que el niño logra el crecimiento madurativo; hay que darse cuenta y reconocer que existe esta población de necesidades educativas especiales y de apoyo específico. Hay que estar abierto a la experiencia, este es la clave del posible enigma.
En su día escribí una carta a la psiquiatra infantil Concha Ramirez, pionera y especializada en TDAH para trasladarle que las categorizaciones son útiles en el campo médico y de investigación, pero muchas veces este criterios pueden conducir a un diagnóstico erróneo, este era mi objetivo. Ahora, nos une una gran amistad, he hecho una nueva “hermana” (me dice “hermano”) y su diagnóstico respecto a mí, es: “no cumples los criterios del TDAH ”.
Creo que merece la pena añadir a este artículo la carta que le envié:
Carta a psiquiatra especialitzada en TDAH
Buenos días, Dra.,
Antes de ponerme a escribir me he vuelto a leer el artículo de Peter Sterling…[5]
¿Y cuál es mi interés por hablar con usted? Pues el poder contrastar lo que creo haber entendido, porque he visualizado la superposición que puede haber entre la Alta Capacidad Intelectual (ACI) y el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
Hay una fina línea que de no ser detectada en niños/as, jóvenes y adultos puede conducir a errores de diagnóstico y crear graves problemas de desarrollo. Por ejemplo, brotes psicóticos en la vida adulta. También lo contrario, no diagnosticar el TDAH, en esa posible doble excepcionalidad, no ser tratado correctamente.
Llevo investigando sobre ACI desde el primer día y año (2017), que junto a nuestro hijo pequeño nos identificaron ACI. Mi hijo tuvo a la edad de 9 años ataques de ansiedad y generó fobia escolar por posible Burnout no diagnosticado. En cambio, yo estaba en el momento de más “iluminación” de mi vida, pura paradoja.
Si el tema del TDA/H en España es controvertido y difícil de aceptar (Marino), alrededor de la ACI se ha generado un marco mental muy alejado de la realidad. Los retos a superar son enormes. Toda mi formación (documentación, autores, etc.) la realizo fuera del territorio nacional, no en cambio una intensa actividad – no profesional – organizando grupos de trabajo con adultos ACI, y colaborando con profesionales del sector.
En este sentido, lo detectado es que hay aspectos neuropsicológicos que se superponen sin lugar a dudas con diferencias de gran sutileza que al propio sujeto pueden llegar a confundir, a mi mismo hasta hace bien poco, a no entender exactamente que le sucede. El perfil más heterogéneo lo visualizo como un lugar frontera, y no como un continuo, sino más bien con la idea que Karl J. Friston trabaja sobre el principio de la energía libre, es decir, lo entiendo no en la idea (continuo) de como si de una recta numérica se tratara, sino más bien un lugar donde hay superposiciones y vacíos dónde lo óptimo y necesario sería localizar/conocer las posibles disociaciones cognitivas que se producen. Con el TEA (Asperger) puede suceder algo parecido…
Una mente inquieta con un CI elevado (sin o con TDA/H) con un funcionamiento de alto nivel en las redes de atención, ejecutiva y por defecto (estas dos últimas en oposición) dan como resultado unas diferencias individuales de una enorme complejidad, con habilidades metacognitivas que aportan al sujeto una gran capacidad de superación y aprendizaje, pero si el trastorno está presente vuestro papel es fundamental.
Se me hace difícil explicarme más extensamente en este primer mensaje, una charla por videoconferencia podría ampliar mucho más la información, y por supuesto escuchar atentamente todo su bagage profesional.
Gracias, y reciba un cordial saludo,
Gifted Adults
PD: Continuamos trabajando para comprender, generar conocimiento, compartirlo e intentar abrirse a la experiencia en este proceso de aprendizaje constante. Sí, una persona con dotación intelectual no es más inteligente que otra que no lo sea, es una persona con una condición que incluso le puede llegar a complicar mucho la vida, es una persona con una fuerte carga cognitiva, con estrategias de pensamiento más analíticas y críticas que sintéticas, tanto o nada más que esto…
La herencia genética, el entorno, la fuerza interior y la suerte (Dabrowski) harán el resto.[6]
En este viaje de la vida estamos todos, estos niños y niñas tienen el derecho a ser comprendidos en su complejidad. Si has leído hasta aquí, ¡gracias y comparte!
Ferran Casadó Alsina
Emprenedor, autodidacta, pintor, pensador, educador no formal e investigador de la vida.
Barcelona, 18 de septiembre de 2022
Bibliografía
1.Psicobiología de las altas capacidades intelectuales. Una revisión actualizadaM. Isabel Gómez-León Departamento de Psicobiología, Universidad Internacional de La Rioja, Logroño, La Rioja, España
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/s1134593419300430?via%3Dihub
2.Nusbaum F, Hannoun S, Kocevar G, Stamile C, Fourneret P, revuelo O, et al. Hemispheric differences in white matter microstructure between two profilas of children with high intelligence quotient vs controles:A tract-*based spatial statistics study. Frente Neurosci. 2017;11:173, http://dx.doi.org/10.3389/fnins.2017.00173.
3.Positive Disintegration, Kazimierz Dąbrowski Little, Brown, 1964
4.Neurodevelopmental disorders among Spanish school-*age children: prevalence and sociodemographic correlates
Rosa Bosch, Mireia Pagerols, Cristina Rivas, Laura Sixto, Laura Bricollé, Gemma Español-Martín, Raquel Prat, Josep A Ramos-Quiroga, Miquel Casas
DOI: 10.1017/S0033291720005115
4 respuestas a “APRENDIZAJE Y ALTA CAPACIDAD INTELECTUAL (I)”
[…] APRENDIZAJE Y ALTA CAPACIDAD INTELECTUAL (I) […]
Me gustaMe gusta
Buen día Ferran. Como te dije en Linkedin, excelente tu artículo! Te dejo por aui mi mail para enviarte las investigaciones que te comenté. Saludos!
Me gustaMe gusta
Buenos días, el mío es ferrancas@gmail.com
A ver si encuentro un momento y en breve parte II y III. Y muchas gracias de nuevo por tus comentarios 👌🏾
Me gustaMe gusta
[…] Que tienen más rapidez y fluidez, un tipo de pensamiento a menudo distinto y una cognición que les puede hacer sentir emociones y hechos de forma más imaginativa y/o emocionalmente más intensa. SÍ, junto con el aprendizaje más rápido y distinto a la norma. Esta entrada por ejemplo, me pareció interesante sobre el tema aprendizaje y alta capacidad intelectual. […]
Me gustaMe gusta